Hace poco que hemos regresado a España después de
haber pasado un par de semanas en el Hogar Santa Mónica y ya te echamos de
menos!
Este ha sido mi quinto año como
voluntaria en LSM, lugar mágico que cautiva. Recuerdo que cuando el padre
Alberto presento el proyecto de LSM algo dentro de mí grito fuerte y desde el
primer momento me enamore con esta misión. Cuando vine aquí por primera vez en
2012 sabía que el LAR permanecería siempre en mi corazón.
Año tras año, he tenido el privilegio de
volver aquí, pero los sentimientos no cambian; son dulces y amargos. Dulce
porque sé en el Hogar Santa Mónica estos niños vuelvan una vida robada y un
futuro y amargo porque conocemos la triste historia que han recibido.
Gente de la calle
Favela de la Barra do Ceará
|
Todos los años visitamos a las familias
de algunas de las chicas y podemos comprobar que las cosas no mejoran. Las
casas siguen siendo barracas de cartón yeso, ladrillos sin revocar y sin piso,
el hedor y la suciedad ... y lo peor de todo y lo más duele es cómo se acomodan
a vivir en la miseria. Duele pensar que las niñas ahora acogidas en el
Hogar Santa Mónica ha vivido estos ambiente tan deshumanizado. También me
impresiona ver todas aquellas mujeres que son tratadas en CAPSA en la Barra de Ceará:
la impresión de hambre cuando reciben el "sopao" para comer, la inmensa
gratitud con que reciben la cesta básica de alimentos, ya que será eso lo que
salve un poco la despensa de ese mes.
Pero cuando volvemos al Lar Santa Mónica
volvemos a ver la luz. Porque si alguna cosa ofrece el Lar Santa Mónica es vida, cariño y
preocupación por las niñas, dando esperanza y procurando un futuro digno. Se
siente la magia en este maravilloso lugar que nosotros llamamos "paraíso".
Vista aérea de LSM
|
Ha pasado cinco años y las niñas que
conocimos son ahora adolescentes. Año tras año las hemos visto crecer! Es
tan gratificante ver cómo ya han adquirido los verdaderos valores de la vida:
la obtención de la autonomía, el trabajo, el estudio, la responsabilidad, la
construcción de su futuro ... y cuando son pequeñas, verlas jugando y
recuperando la infancia que les fue negada.
Siempre digo que estas chicas son un
ejemplo para mi de vida, de valor y de superación. Ellas también me han ayudado
a valorar mucho más mi vida, sobre todo las cosas simples. Descubro que la
felicidad está escondida en los abrazos, las sonrisas, las miradas ... Que lo
que ofrezco como voluntaria es nada comparado con todo lo que estos niños me
han dado hasta el momento. Por eso, cada año, cuando llega el momento de las
vacaciones en España sólo pienso en
regresar al Hogar Santa Mónica volver a encontrarnos con nuestras chicas.
Escribe la primera parte de tu texto aquí -es lo que aparecera en la pagina principal- Escribe el resto del texto aquí