Seguimos disfrutando y viviendo al máximo
cada día. Estos últimos días han sido tranquilos, sin apenas salir del Lar,
pero es que en este lugar hay tanta vida con estas pequeñas que hace que cada
momento sea diferente y simpático.
El miércoles por la mañana todo aconteció con
su rutina: clases de español e inglés por Basi y Paula y nosotras a los cupones
fiscales que siempre hay para sellar. Y ya por la tarde Roberta, la madre
social de las adolescentes nos invitó a acompañarla al centro que tenía que hacer
unas compras y allí fuimos.
Me sorprendió mucho la cantidad de gente que
había en la calle. Por fin se veía movimiento y vida, ya habíamos pasado por
dos veces al ir al seminario de noche y, como ya comentamos, las calles a esas
horas estaban desiertas. Bueno, fue una tarde divertidísima porque además de la
peculiaridad de las tiendas tuvimos que ir en autobús y la ida fue normal como
cualquier autobús de España, pero la vuelta... la gente iba de pie, porque el
autobús iba super lleno y tuvo mucha gracia cuando hacia sus paradas y seguía y
seguía subiendo gente. Bueno como decimos en España “íbamos como sardinas en
lata”. Pero la cosa se complicaba cuando había alguien que quería bajarse y
tenía que atravesar todo el autobús... fue
una experiencia divertidísima.
Por la noche, antes de la cena, tuvimos
visita que a menudo aparece por el Lar y a través de bailes y canciones hacen
casi una mini-catequesis. Las niñas disfrutan y lo pasan super bien; bailamos,
cantamos y las peques se reían de cómo las torpes de las “tías” parecían “patos
mareaos” bailando.
El viernes empezó el día con un sobresalto:
nos habían robado la bomba que proporciona oxigeno a los peces. El disgusto fue
tremendo porque es tanto el esfuerzo por sacar a esos peces... Así que hubo que
comprar otra. Claro, ahora sube y baja a casa todos los días... por lo demás otra
vez nosotras con nuestras labores de clases y cupones pero sin embargo otra
cosa super sorprendente: tenían que llevar a una de las niñas al oculista y la
hora era a las cinco y media de la mañana. La verdad que cada vez vemos la
dedicación plena, que todos los que trabajan en el Lar tienen con las niñas.
Por la tarde fue otra “odisea”: había sido
imposible contactar telefónicamente con la madre de la última niña que había
entrado, así que nos fuimos a su colegio a pedir datos sobre ella. Pues bien,
después de estar más de dos horas intentándolo, nos tuvimos que volver al Lar sin
conseguir nuestro objetivo. No era lo habitual que esto ocurriera, de hecho nos
contaban Luiza y Lucelio que solo había ocurrido en otra ocasión, pero que dar
vueltas y vueltas hasta encontrar sus destinos era de lo más normal. La verdad que
es de super admirar la paciencia que tienen, porque además es la hora del día
que más calor hace, dando vueltas y vueltas el coche con un magnífico aire
acondicionado “la bajada de las ventanillas”.
Cuando volvimos, como todavía era pronto, había una casa que yo
quería visitar desde el primer día aquí en el CEU: la casa del Sol naciente, y
es que da abrigo a niños, hijos de personas con Sida. Todos son portadores,
bebés preciosos y sanos que gracias a Dios tiene un lugar donde se les cría con inmenso amor y cariño. Su edad es de
cero años hasta ocho años. Ahí estaba el pequeño Lucas de cuatro meses de brazo
en brazo, otros gateando por el suelo y otros/as solo manteniéndose en pie. Fue
toda una alegría poder tenerlos en nuestros brazos. A Paula nada más entrar se encariñó
un niño con ella: Joao; y cuando ya nos íbamos no había manera de separarlo de
ella. Así que el pobre se quedó llorando. !Ay, si lo pudésemos meter en la
maleta!
Cuando volvimos al Hogar santa Mónica,
tuvimos celebración. Cualquier excusa es buena para poder darle a las niñas un
rato divertido pero entrañable, porque celebrábamos el día de los padres. Así
que con un pequeño pastel y zumo, cantamos, agradecimos a los padres. Fue muy
enternecedor cuando al recordarles la figura de la familia muchas niñas se
pusieran a llorar. Resulta paradójico que precisamente por esa desestructura de
la familia, ellas estén aquí y sin
embargo buena o mala su madre será su madre al igual que su padre.
La noche acabo como cada viernes: cine y
palomitas, con una peli preciosa: la Bella y la Bestia. ¡Qué gran lección, la
belleza no está por fuera sino en nuestro interior! Esta vez no fue como la
semana pasada solo se quedo dormida una.
Hoy sábado, genial, como ocurre en la mayoría
de lugares que hay niños y no tienen que madrugar.....!pues ala, a las cinco de
la mañana arriba! Aquí la vida empieza muy pronto pero tanto, creo que como sabían
que hoy había una pequeña fiesta en el CEU con payasos, juegos, canciones,
almuerzos… ellas querían aprovecharlo al máximo y a eso de las ocho y media
estamos de camino.
Ha sido precioso ver cómo al ser para todos
los niños del CEU, hermanos y hermanas se unen como el caso de Joana que ha
visto a su hermano Joao, o el caso de Sara Cristina que también tiene dos
hermanos en el Centro del Menor. Disfrutan juntos, comparten juntos y se ríen
juntos pero al despedirse es un adiós sin tristeza porque saben que pronto se
volverán a ver y eso es otra cosa que me sorprende, con qué naturalidad asumen
la situación.
Estando allí, el Frei Alberto ha venido con niña
nueva, Sabrina, para que tal como quedamos con ella en la visita a su casa conociera
el Lar y decidiera si quería quedarse. Esta tarde después de la comida ya nos
ha dicho que hay que traer las cosas de su casa que quiere quedarse, y es que
no me cansaré de repetir: este lugar es “mágico”.
Cuando hemos regresado nos hemos encontrado a
los seminaristas que al ser sábado vienen a ayudar al Lar donde siempre hay
mucho trabajo y del duro en el campo, tirando de azada porque aquí crecen las
hierbas. Son entrañables y las niñas los quieren un montón.
Y más sorpresas, al irnos a comer ha
aparecido casi sin dormir la “tía Graci” que venía de pasar sus vacaciones en
España, casi directa del avión. Las niñas la han recibido con gritos y besos.
!Dios mío cómo la quieren!
Y después de comer otra fiesta y es que una
vez al mes, se celebran los cumpleaños de todas las niñas y personas del Lar,
ya que económicamente no da para más. Pero aún es más, esta gente maravillosa
han logrado que alguien la patrocine y es que aquí el aniversario que así le
llaman tiene mucha importancia. Beatriz, la más veterana en el Lar cumplía 15
años y una colaboradora del Lar ha querido hacerle una bonita fiesta de 15
años. Así que primero con una Misa que parece no acabar nunca de lo que piden,
agradecen sin ningún tipo de vergüenza. Es maravilloso oírlas una detrás de otra
pisándose por hablar… vestidas con un lindo vestido blanco para distinguirlas y
hacer que de verdad sea un día especial para ellas. Hemos acabado con una
merienda estupenda, para después terminar disfrutando bailando. !Me da mucha
envidia verlas bailar, llevan el ritmo en las venas! Le vamos a pedir al Frei,
que nos deje cambiar las clases de español por las de baile brasileño que nos
van a enseñar... con lo patos que somos... no sé si aprobaremos.
Continuará.
No hay comentarios:
Publicar un comentario