jueves, 15 de enero de 2009

“Por favor, monseñor, no se deje matar"













José Luis Azcona, agustino recoleto, obispo de Marajó (Brasil), está amenazado de muerte. Narcotraficantes, biopiratas y, sobre todo, los traficantes de personas para su explotación sexual en Europa han colocado a este obispo agustino recoleto en el punto de mira. Sus reiteradas denuncias le han convertido en un elemento incómodo para los intereses de aquellos que se enriquecen comerciando con la dignidad de los más desfavorecidos.

P.- Está usted amenazado de muerte, ¿por qué? ¿por quién?
R.- Amenazado por la mafia de la explotación sexual de menores y también del tráfico humano, especialmente para Europa. El año pasado, el 23 de diciembre, en la cadena O Globo apareció mi nombre junto con otros quince. En este grupo de 16 estamos tres obispos del Pará, de la Amazonia Oriental. Creo con fundamento que estoy siendo buscado por los narcotraficantes porque me opongo directamente y en cuanto tengo ocasión a esta invasión de la barbarie y de la destrucción de la personalidad humana, de la familia y de la sociedad. Y también por parte de algunos grupos de políticos que denuncio en los medios de comunicación por el descuido total y responsable de la vida humana y de los derechos fundamentales de la persona y de la dignidad del hombre. Estoy siendo buscado y tengo que tener cuidado.

P.- Parece que en lugar de asustarle, las amenazas le estimulan.
R.- Es interesante ver cómo predicar el evangelio desde esta condición de “marcado para morrer” uno puede hacerlo con más libertad, lo mismo delante de ministros que de abogados del Estado diciendo: “es necesario avanzar, es necesario poner en riesgo la vida”. Si no asumimos una posición decidida y no hacemos una opción por los valores éticos y por el evangelio, no vamos a hacer nada. Desde ahí uno se siente alegre y feliz de poder predicar el Evangelio de una manera sencilla, de una manera inculturada, de una manera realista. Y también de decir: “qué bueno, Señor, porque estando amenazado de muerte, muchos se confirman en la fe y están decididos a ir hasta el final también”.



P.- En su diócesis hay 300 kilómetros de costa amazónica por donde entra y sale todo tipo de mercancías.
R.- Exactamente, la configuración geográfica de nuestra misión es especialmente adecuada para propiciar y facilitar la presencia de grupos mafiosos, de narcotráfico y de los enemigos de la estabilidad social, comenzando por esos 300 kilómetros que forma el delta del Amazonas. Son 300 kilómetros que están desprotegidos, nunca se ve por allí un barco de la marina brasileña, ni grande ni pequeño. Por allí entran armas, entra y sale droga porque es la ruta más fácil para los que vienen de la Amazonia comenzando por Colombia, Ecuador, Perú… todo va por ese río. Además la proximidad con la Guayana Francesa facilita enormemente el tráfico humano así como la biopiratería. Es una región abandonada por completo, es un problema de seguridad nacional del Brasil.



P.- Para que haya venta, oferta, tiene que haber demanda, esa demanda de las mujeres traficadas ¿desde dónde se da?
R.- Esta demanda acontece allí mismo por medio de los jefes de las mafias y de las ramificaciones que tienen en el mismo Marajó. Allí mismo ofrecen a las muchachas posibilidad de salir con engaños –algunas no, algunas saben para qué van- y pensando que en Europa van a encontrar un modo de vivir fácil y también digno. La realidad es un camino sin retorno en el que acaba la dignidad humana y el futuro de familias enteras.



P.- España es uno de los países donde más mujeres traficadas llegan, muchas de ellas menores ¿ha notado el apoyo de la Iglesia española a la hora de denunciar este tráfico de personas?
R.- A mí me preocupa y me angustia enormemente este asunto. Creo que la Iglesia toda en el Brasil y también en España como principal país receptor –no todas se quedan aquí, muchas van para el resto de Europa- deberíamos hacer un trabajo en conjunto y una presión en los órganos oficiales para una mayor vigilancia y fiscalización de este mercado humano desastroso, vergonzoso, tan indigno de la humanidad y tan contrario al puro Evangelio.

P.- Para una potencia económica como Brasil que proyecta internacionalmente una imagen de desarrollo y turismo ¿qué supone la trata de personas?
R.- Con relación al turismo sexual organizado, la ministra Marta Suprisi cuando recibió este ministerio estaba pensando en organizar un grupo de represión a todo lo que se llama turismo sexual. Dio algunos pasos. Posteriormente nos consta que ella pasó por encima de todo escrúpulo de conciencia y dijo a sus allegados: “En vez de cohibir el turismo sexual sería bueno promoverlo porque eso son divisas para el Brasil procedentes de muchos lugares del mundo”. Vea cómo piensa esta ministra de Turismo.

P.- ¿Qué le dicen los católicos de Marajó al saber que está usted amenazado de muerte?
R.- El pueblo está orando mucho. La mayoría se extraña y se pregunta cómo es posible que amenacen al obispo. Se nota en la acogida, en los abrazos. Hace dos domingos en Melgaço, al despedirme, un padre de familia se me abrazó y se agarraba a mí diciendo: “por favor, monseñor, no se deje matar, no se deje matar”.

Para leer la entrevista completa accesar en www.agustinosrecoletos.com

4 comentarios:

amig@s dijo...

Qué decir... En fin, se me han puesto los pelos de punta. Supongo q hay sitios en los que vivir el evangelio tiene más sentido que en ningún otro lugar, sin embargo se oye poco de ellos. Será porque están donde "molestan".. Desde hoy, prometo no olvidarme de gente como el P. José Luis Azcona, y tanta gente a su alrededor. Y sé que hay muchos en situaciones parecidas. De hecho, Brasil no es precisamente terreno fácil, ¿verdad hermanos? Tenemos tanto que aprender!

Héctor

Unknown dijo...

"Por favor, monseñor, no se deje matar", hace falta muchos como usted. Y muchas.

Lucia

Anónimo dijo...

Y mientras tanto aquí en España, los "progres" que tienen como valores principales "la libertad", "la igualdad", "la democracia" (y posiblemente sean los únicos que conocen aunque tampoco los practiquen), se dedican entre otras lindezas a pagar anuncios como el de:
"Probablemente Dios no existe. Deja de preocuparte y disfruta la vida"
Manolo + Rosi

amig@s dijo...

Con respecto a esto último, lo único que sé es que en Brasil gente de toda ideología y costumbres se juntan bajo una misma creencia para denunciar la injusticia. Y la creencia en Dios no parece proporcionarles miedo, sino más bien todo lo contrario.
Quizá lo que falta es conocer ejemplos como éste, que existen y son muchos, pero desde aquí no se ven. Después de todo, como ya se ha dicho, no interesa a muchos que ejercen poder oficial u oficioso, amparados bajo cualquier bandera de diferentes colores.

Héctor