Es una autentica gozada poder escribirte
contándote nuestras “hazañas”, y es que hemos tenido un final de junio y
principio de julio entrañable y movidito.
El 27 y 28 de junio volvimos por cuarta vez a
Pradejón (La Rioja), esta vez en otro local, porque el local que habitualmente nos
dejaban ahora es un supermercado. Parece que traemos suerte a toda esta buena
gente que nos ayuda ya que en Arnedo todos los locales donde hemos estado (excepto el del año pasado que es un particular) han pasado de estar cerrados a
abrir tiendas. Como suele decirse: el hacer el bien siempre revierte.
Bueno, pues encantadas con nuestro súper bajo donde desplegamos nuestros zapatos. Agradecimos la complicidad de tanta gente, empezando por el nuevo
párroco Salva, que como él dijo no pudo acompañarnos todo lo que él hubiera
querido puesto que tenía programado un viaje. Pero ahí tuvimos a Oscar, el
acalde, que en todo momento estuvo pendiente de lo que necesitábamos: mesas,
sillas, el local... .y como uno más del grupo hasta nos ayudó a colocar nuestra gran pancarta
entre dos árboles del paseo de la calle.
La acogida, como siempre, llena de calor y
cariño. Y, como siempre decimos, abriéndosenos puertas. Ya tenemos para el
próximo año un bajo en la misma plaza del
pueblo. Ellos mismos nos animaron a que allí nos iban a ver mucho más. No deja
de sorprendernos la generosidad y cariño de la gente.
Y como siempre agradecidas por esos buenos
dinerillos que sacamos y que tú sabes tan bien administrar.
Pero, si ya es fácil disfrutar, lo del sábado
5 de Julio en la Parroquia de Quel (La Rioja), nos dejó maravilladas, porque era la
primera vez que íbamos, invitadas por José Antonio, su párroco.
Él mismo acondicionó la Parroquia, hizo los
carteles y los colocó por todas las tiendas del pueblo. Además de los escritos en la hoja parroquial, y por supuesto estuvo en el mercadillo con nosotras todo el
tiempo que sus tareas le permitieron. La verdad es que me recordó mucho a nuestro
párroco, Tomás, que según él mismo afirma se le cae la baba mirándonos.
La acogida de la gente no pudo ser mejor.
Venían y volvían una y otra vez, solas o trayendo a algún conocido, como ellas
decían "a dar otra vuelta porque lo
importante era colaborar". !Qué majos!
Nada, que ya nos han dicho que nos esperan con
los brazos abiertos para el próximo año, así que mi querido Alberto, esto hace
tiempo que dejó de ser un esfuerzo para solo ser un auténtico disfrute. Bueno, creo que las fotos lo demuestran.
Ahora a disfrutar del verano, pero ilusionadas
preparando el viaje para ir a Fortaleza y sin dejar de pensar en lo próximo: nuestro gran
evento con la bodega Ontañon en octubre. Seguro que será otra gran historia
para contar.
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