jueves, 11 de septiembre de 2014

VOLUTARIAS EN EL HOGAR SANTA MÓNICA


Dicen que no hay dos sin tres, y aquí estamos de nuevo en nuestro Lar Santa Mónica, pero es que además este año,  con el privilegio de ser acompañadas Paula y yo con nuestra querida Carmen; que como ella dice un montón de veces…. ¡voy a cumplir uno de los sueños de mi vida!

¡Que emocionante sigue siendo volver!, Otra vez esas tan diferentes sensaciones: por un lado la tristeza de que todo en la ciudad sigue igual, a pesar de todas esas mejoras que dicen que se han hecho para el mundial y que yo solo percibo en las banderitas que quedan por las calles y la gran iluminación que lleva al estadio de Castelo, se siguen viendo a los lados, los distintos puntos y más puntos de favela, y por  lado, la gran alegría, de ver que realmente el Lar Santa Mónica, es ese gran paraíso, que siempre llamamos, lleno de vida, de alegría, de risas, de gritos y de carcajadas que cualquier niño tiene y se merece.

Es impresionante lo bonito que está todo, después de construir las dos casas nuevas, una con tres aulas para que las niñas tengan su refuerzo escolar diario y la otra como biblioteca,  Los árboles que el pasado año dejamos pequeñitos, este año, son grandes y dando ya sus frutos. Es realmente admirable, la capacidad de trabajo  de este equipo de personas que han hecho posible todo esto.

La acogida de las niñas fue igual de entrañable para todas, llena de abrazos y besos, que hizo que Carmen, enseguida se sintiera como si las conociera de toda la vida, y es que……¡qué chiquillas! Con un simple abrazo y un beso las haces felices.

La semana ha sido tranquila pero sin pausa, los días que hemos estado en el lar, como siempre colaborando en las clases de refuerzo escolar con las chiquillas, acompañándolas a la escuela, haciendo apoyo sobre todo en la casa dela pequeñas a la hora de las comidas, jugando con ellas. Una de las cosas que me encanta hacer con ellas,  es ver una película “tirada en el suelo” cogiéndome  la mano muy fuerte, que hace que en vez de sentirse ellas seguras, sea yo la que lo consiga, y es que estas chiquillas son para mí, todo un ejemplo de coraje y valentía.

Sigue siendo difícil las salidas a las favelas, con el mismo olor, el mismo ambiente, con esa suciedad y pobreza, y esa impotencia de ver más y más casos de violencia y explotación sexual. Me sigue invadiendo esa rabia, de ver esas caritas con doce años,  como el caso de Ana Bárbara que dado “el ambiente” de su casa, marchó a la de su hermana pidiéndole ayuda. Hoy ya está en el Lar. Ayer la impotencia fue mayor; fuimos a otra visita, demandada por “una madre muy preocupada”  que había solicitado ayuda para su hija,  después de conocer la situación  y estar preparando las cosas para traerla, apareció su padre, que no estaba de acuerdo convenciéndola  para quedarse,  y así fue. De momento es lo único que se puede hacer por Virginia.

También hemos participado en el reparto de alimentos que se da desde el Seminario San Agustín. Son lotes que se dan sin coste para aquellas familias que no tiene nada y que ese va ser su sustento. Otros alimentos se venden a un precio simbólico para las familias que tienen un poquito más de condición financiera.

 Ha pasado casi una semana, ¡muy rápido! pero la que nos queda seguro que será igual de intensa y entrañable.

















 

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