martes, 28 de octubre de 2008

Infancias destrozadas

02-08-2008

Bajo el titular de “Niñas venden sus cuerpo”, el diario El Nordeste de Fortaleza ha denunciado la negligencia social ante el grave problema de la explotación de menores. El Hogar Santa Mónica intenta dar una respuesta a esa dura problemática.



En la ciudad de Fortaleza (capital del Estado de Ceará, en el nordeste de Brasil) continúa existiendo una clara evidencia de la negligencia social, política y familiar ante el abuso y explotación de menores de edad.

Así lo ponen de manifiesto algunos periódicos de la capital, como el “Diario do Nordeste”, que publicó el 25 de junio un extenso reportaje titulado “Meninas vendem o corpo” (Niñas venden su cuerpo).

El número de niñas y adolescentes que son explotadas sexualmente en la ciudad de Fortaleza no sólo se ha incrementado en los últimos años, sino que la práctica está adquiriendo un halo de normalidad:

“Niñas de 12 a 16 años afirman que se prostituyen desde el final de la tarde hasta la madrugada y que ganan 200 reales por día. […] Una estudiante de 14 años de edad, llega a casa y ve que el gas de la cocina se acabó. Ella sabe cómo conseguir el dinero fácilmente. A las 20 horas va hasta la avenida próxima a su casa y ofrece sus servicios sexuales por 20 o 30 reales; […] La madre, desempleada, no sabe lo que su hija hace los fines de semana. La muchacha vive con su madre, una hermana de 21 años (que también se prostituye), y el padrastro con quien apenas habla”.
-






Las causas de la explotación y el turismo sexual son múltiples: económicas, sociales, políticas, culturales y familiares; de ahí la difícil erradicación de esta práctica que se convierte en una alternativa de supervivencia para muchas niñas y jóvenes brasileñas:


“Vivíamos yo, mis hermanos y mi abuela, que está enferma. Ahora somos sólo nosotras dos porque uno de mis hermanos murió y el otro está preso. Yo soy quien sustento la casa”; “Estoy en el segundo año de bachillerato, y casi no falto a clases. Con el dinero que gano, puedo comprar mis cosas, mi champú, mi ropa, todo lo que quiero”.

No es infrecuente pasear por la ciudad, por las playas, avenidas, terminales de autobuses y lugares de ocio y encontrar niñas y jóvenes, de día y de noche, en el espacio habitual de prostitución de calle, ofreciéndose a los turistas y nacionales por pequeñas cantidades de dinero.

Las menores de edad se exhiben con la mayor espontaneidad, como si de un juego infantil se tratase. De un modo inconsciente, se adentran en un círculo de violencia que poco a poco marca destructiva e irreparablemente sus vidas e impide su adecuado desarrollo.

Mientras una parte de la sociedad civil, pasiva y negligente, considera que las niñas ejercen la prostitución con “libertad” y bajo su “responsabilidad”, otra parte de la sociedad está indignada y es consciente del abuso y la violación a los derechos humanos.

Estos últimos van en aumento, como pone de manifiesto el incremento de denuncias realizadas en el último año (crecieron un 480% el año pasado, siendo de 2.249 denuncias desde el 2003 hasta el 2007). De las víctimas registradas en las denuncias, el 17% tenían entre 10 y 11 años de edad; 49% entre 12 y 14 años y 34% entre 15 y 17 años. Debe tenerse en cuenta que el número de denuncias siempre representa un porcentaje mínimo respecto a los casos reales totales.

El Hogar Santa Mónica, al igual que otras ONGs actuantes en Fortaleza, forma parte de las numerosas entidades que desarrollan programas preventivos y de atención integral en la lucha contra la violencia sexual de menores de edad.

Inserido en una zona de alto riesgo, la Barra do Ceará, las personas que actúan en este proyecto social de los Agustinos Recoletos en Brasil pueden testimoniar de primera mano la existencia de una sociedad demasiado permisiva, un modelo caótico de familia que utiliza la explotación sexual de sus hijos como medio de subsistencia, la negligencia del gobierno con políticas públicas sociales ineficaces y un sistema judicial debilitado que no castiga adecuadamente a los actores de este tipo de delitos, dejándolos prácticamente impunes.

Actualmente se espera la entrega definitiva del proyecto de construcción del Centro de abrigo, que se ubicará en el Condominio Espiritual Uirapurú (CEU), en un área de algo más de 2 hectáreas.

Simultáneamente a las gestiones administrativas, se ayuda a algunas familias de la Barra do Ceará que dada su situación de vulnerabilidad pueden ser víctimas de violencia sexual (139 familias registradas).

Este apoyo consiste principalmente en atención de bienes de primera necesidad y sanitaria (proyecto Crecer con salud), visitas a los lugares de residencia (proyecto Visitas sociales), acompañamiento, orientación y encaminamiento a otros recursos sociales actuantes en Fortaleza (Asistencia social, centros preventivos de formación, hospitales, Consejo tutelar, escuelas, cursos de formación profesional, etc.).











Son muchas las niñas y jóvenes que reconocen este trabajo en las calles y favelas de Fortaleza, identificándonos con el lema agustiniano: “Separarse de ti es caer; volver a ti, levantarse; y permanecer en ti, estar seguro”.

Además, el Hogar Santa Mónica participa en campañas de sensibilización y denuncia contra la violencia sexual de niñ@s y adolescentes.

El Proyecto Hogar Santa Mónica es una respuesta a una gran necesidad social y el reflejo de una paciente espera motivada por la oración y colaboración de muchas personas, que desde diferentes partes del mundo han estado a nuestro lado.

Desde el Hogar Santa Mónica se envía un agradecimiento a todos los que, de una forma u otra, colaboran para que este centro sea el lugar seguro y la esperanza para muchas niñas y adolescentes de Fortaleza, donde podrán sentirse personas con una vida plena y digna.






No hay comentarios: