Domingo, 8 de Agosto 2010

Esta noche (tras la fiesta de las Camelianas) dormimos en el Seminario, y para ir al LAR, vivimos la “experiencia del autobús”, un capricho de Cristina. Según dice ella, es ahí donde conoces la cultura de un país. Nos acompañan Fray Pedro y Luíza, que por seguridad, no nos dejan ir solas a ningún sitio.
En principio, al ser domingo, había poca gente, y conseguimos ir sentadas en el primer trayecto. Después, había que hacer transbordo, y en la fila del autobús, un “misionario” (seminarista) empieza a hablar con nosotras. Nos llama mucho la atención que aquí hablan mucho, para decir cualquier cosa sencilla, parece que te están dando un discurso.

En Oratoria, nos superan con creces. En estas, que "la modernita" se metió en la conversación, y el misionario no dejó de hablar en todo el trayecto hasta que llegamos al LAR, y mira que le decíamos que le iba a quitar la vocación…

Para que os hagáis una idea, el trayecto SEMINARIO-LAR, que en coche son unos 35 minutos, en autobús, en domingo, fue de una hora y tres cuartos.
La verdad es que no nos quedamos con ganas de repetir, pero nos tocó repetir el martes, y la “experiencia” fue superior, todavía. El trayecto se amplió a dos horas y cuarto, con el autobús lleno a rebosar, empujones continuos, porque entran por la puerta de atrás, y salen únicamente por la de adelante, y el autobús es un continuo tránsito, y un calor inaguantable. La gente hasta se quitaba las chancletas, y los que van sentados, se ofrecen a llevar las bolsas, mochilas, libros, a los que van de pie. Vamos, que una EXPERIENCIA!!!

Ya en el LAR, vivimos nuevamente el día del Padre.

Fray Alberto, como es costumbre los domingos, preparó un estupendo plato de pasta, y las niñas dirigidas por Cícera, le cantaron y felicitaron como a su PADRE ESPECIAL.