viernes, 20 de agosto de 2010

Miércoles, 18 de Agosto

Esta mañana nos ha recogido Lucélio (El Profeta) para ir a las favelas, concretamente a la zona que llaman el “morro” que traducido al español, debe ser algo así como duna, porque son favelas, que están “construídas” en dunas en la playa.

Iniciamos el paseo en el monumento homenaje a España. La versión oficial dice que Brasil fue descubierta por los portugueses en 1500, pero hay otras versiones que indican que fue por los españoles en 1492, concretamente en Fortaleza, de ahí ese homenaje.
Lo primero que nos sorprende, es que esta zona de playa no es turística, es zona ocupada por “los diablos” y pasear es arriesgarse al asalto casi seguro. Qué pena, es una zona bellísima y está a 5 minutos andando del Seminario.









Fray Alberto y Lucélio, estuvieron durante 4 años visitando las familias de las favelas, viendo necesidades (todas), bautizando y casando a las familias que lo deseaban, porque es tal su pobreza, que tienen vergüenza de acudir a las iglesias, por muy humildes que sean. Suelen ir a comer la Sopa que reparten los Agustinos, al Pequeño Ciudadano o al Roberto Kenedi.
No tenemos palabras ante lo que vemos, cómo vive esa gente, nos sentimos mal por observarles, por fotografiarles…, viven hacinados, con suciedad, por supuesto sin agua corriente, y con luz ilegal, las favelas las arrasa el agua en época de lluvias.
En esa arena vive un bicho que ataca las uñas, de los pies fundamentalmente, también de las manos, y en muchos casos les destroza los dedos.
No nos podemos imaginar a nuestras “meninas” volviendo a situaciones de este tipo por mucho que les quisieran sus padres.
En lo alto de la duna, que separa las bandas rivales, nos avisa un niño de que no pasemos al otro lado, que es peligroso. Es tan peligrosa la situación, que hay una policía especial para este tipo de zonas, llamada los Rayos por la forma en que trabajan.
Tardaremos un tiempo en asimilar lo que hemos visto.



Al mediodía, para superar el sock, hemos ido al Puente de los Ingleses, y de nuevo nos hemos encontrado con la Fortaleza turística, de camino, al lado de las favelas y de la playa, hemos visto huertos cultivados… Hay esperanza, hay quien busca un camino.









A la noche, el FRAY nos ha llevado a cenar a un restaurante típico brasileño, y a tomar una caipirinha. Qué hará este hombre para estar siempre dispuesto y disponible, y amable y contento con todo el mundo!

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