DOS SONRISAS ARNEDANAS EN EL OASIS DE FORTALEZA

El Hogar Santa Mónica ha calado fuerte en el corazón de los riojas. Una vez más el diario La Rioja se hace eco de la realidad vivida en Fortaleza (Brasil) y publica en su contraportada del día 23 de noviembre el siguiente artículo:

"Muchos viajes se quedan en la memoria. Otros marcan por el resto de la vida. Es la sensación que comparten las arnedanas Cristina Martínez-Losa y Marisol Castillo después de haber destinado sus vacaciones de este verano a colaborar en la casa de acogida Hogar Santa Mónica que recibe a niñas amenazadas por la prostitución infantil en la turística y llena de contrastes ciudad brasileña de Fortaleza.

Son cientos los arnedanos que colaboran de forma económica con los objetivos de la casa coordinada por el agustino recoleto José Alberto Moreno. Y a ellos el sacerdote arnedano les ha invitado a colaborar en persona con el Hogar. Cristina y Marisol aceptaron. «Ha sido una experiencia muy enriquecedora -sonríe Marisol-. He ido a entregar amor de madre a quienes carecen de él por vivir en unas familias desestructuradas... les he abrazado con el mismo sentimiento que a mis tres hijos».

Para Cristina era su segunda experiencia en Fortaleza. «He notado mucho el cambio a mejor pues he encontrado una segunda casa de acogida, una para niñas de 7 a 11 años y otra para jóvenes de 11 a 17 que están más amenazadas por la violencia sexual, las drogas... y he encontrado una segunda madre social, que acoge en su familia a niñas», valora.

Dedicadas desde las cinco de la mañana a estar y atender a las niñas, Cristina y Marisol han conocido las «peligrosas» favelas, cómo las familias viven «entre tablas y cartones» y les ha aterrorizado el contraste de una ciudad turística que también vende el reclamo sexual de las niñas. En ese infierno, el Hogar surge como un oasis de esperanza. Y allí estas arnedanas vivieron momentos muy emocionantes, entre los que se quedan con uno pegado a su ciudad: la inauguración de un parque en el que izaron la bandera de Arnedo. «El parque es muy aprovechado porque sirve tanto para jugar como para un lugar donde atender de una forma más natural a las niñas, al aire libre», explica mientras ya se afanan en preparar los mercadillos solidarios para diciembre".