sábado, 29 de noviembre de 2008

Fortaleza (parte 1): !Los problemas!






Presentamos un montaje que hemos realizado sobre la situación de pobreza y las dificultades por las que atraviesan las niñas y adolescentes de nuestro barrio.

La Barra do Ceará, el barrio en el que vivimos, se encuentra en la periferia de la ciudad de Fortaleza. Los frailes agustinos recoletos llevamos aquí 7 años, como párrocos de esta área y atendiendo las necesidades de la población más necesitada.
En el siguiente reportaje que os presentamos podreis ver cuáles son los problemas que la población tiene que afrontar: violencia, desempleo, hambre, prostitución, abuso infantil…

Ante tanta necesidad e injusticia no perdemos la esperanza... ¡tenemos un sueño!: construir un centro de acogida, donde las niñas víctimas de abuso sexual o en peligro de sufrilo, puedan recogerse y crecer con paz, alegría, cariño y todo lo necesario para ser personas íntegras. Este sueño está ya en puertas de hacerse realidad, pero todavía necesitamos colocar muchas energías y mucho dinero para poderlo ver realizado.

Hoy os presentamos sólo la parte de las problemáticas. Dejamos para más adelante la parte del proyecto Hogar Santa Mónica.


martes, 25 de noviembre de 2008

Las muñecas de la tía Francisca


La tía Francisca es una mujer cariñosa y alegre. Madre soltera, llegó del interior del Estado a Fortaleza hace ya muchos años y se estableció en nuestro barrio de la Barra do Ceará.Aquí trabajó en una gran fábrica de textiles -Guararapi- que todavía hoy tiene empleadas más de 5.000 costureras.
Un mal día sufrió un serio accidente, cortándose con unas tijeras y quedando imposibilitada para trabajar "a ritmo de fábrica". Así que, sin más, fue despedida del trabajo... ¡ni indenización ni nada!
Las calamidades se sucedieron cuando al poco tiempo un coche la atropelló y, debido a su estado avanzado de artrosis, quedó paralizada por mucho tiempo. Durante estos últimos años ha vivido de los cosidos que hace en casa: dobladillos, faldas, alfombrillas, colchas, muñecas... y vendiendo los huevos que producen una docena de gallinas que tiene en la parte de atras de la casa... y vendiendo caramelos y dulces para los chiquillos... ¡todo sirve para salir adelante!

Su hijo Denis vivía con ella y ayudaba también con su trabajo. Claro que, no mucho. Como les sucede a muchos de los jóvenes por aquí, Denis tenía una "compañera" con la que convivía a veces, porque otras temporadas las pasaba en casa de tía Francisca. Así que el escaso salario tenía que repartirse entre la madre, la compañera y sus vicios.
Podéis imaginaros que no sobra el dinero en casa de tía Francisca.
Aún así, la generosidad de la gente humilde no tiene límites. La tía Francisca acoge desde hace años a un sobrino mozo, propenso al alcoholismo y con epilepsia.
Otro ejemplo de su generosidad fue cuando tía Cicera llegó a Fortaleza, sin casa donde quedarse, ella la acogió como una madre, el tiempo que Cícera necesitó para encontrar un trabajo y buscarse una casa de alquiler.
Hace unos meses, la tragedia golpeó nuevamente la vida de tía Francisca. Denis, su único hijo, de 25 años, llevaba días intranquilo... ¿tal vez andaba metido en algún asunto de drogas? No es infrecuente viviendo en el pleno centro del tráfico de drogas del barrio. ¿Serían tal vez problemas con su compañera?...
Tía Francisca me llamó por teléfono llorando: "¡Fray, Denis se ha suicidado, tomó veneno. Venga enseguida!"
Denis dejó uma carta escrita explicando que el motivo eran las deudas que no conseguía pagar más. El sufrimiento fue grande para una madre que ve morir de este modo a su hijo. A pesar de todo, las lágrimas tuvieron que transformarse inmediatamente en coraje porque la Seguridad Social no quería pagar el dinero que por derecho le correspondía a la madre.
Así que tía Francisca comenzó un viacrucis de abogados y oficinas -que todavía hoy dura- para reclamar lo que por derecho le pertenece como heredera de su hijo.
La tía Francisca tiene ahora 62 años. Le faltan todavía 3 años para jubilarse y recibir la pensión mínima. Mientras esta llega, para ganarse la vida, sigue cosiendo en su casa, siempre que la artrosis se lo permite. Nadie lo diría, a juzgar por la paciencia que tiene cosiendo las muñequitas que hace con retalitos de colores.

En muchos lugares conocen ya esas muñequitas: Getafe, Madrid, Chiclana, Arnedo... Nuestro objetivo es seguir ayudando a tía Francisca y a otras mujeres sufridas que como ella quieren ganarse la vida con su trabajo y no mendigando.
Las muñequitas-llaveros sólo cuestan 2 Euros. Si deseas contribuir solo tienes que indicarnos tu email o teléfono y entraremos en contacto contigo.

jueves, 20 de noviembre de 2008

Barriguitas llenas... niños contentos


El barrio de la Barra do Ceará cuenta con un alto índice de natalidad. Aquí hay montones de chiquillos que inundan las calles con sus juegos y sus risas.Pero no todo es alegría...
En medio de una población mayoritariamente pobre, se encuentra también una mínoria -desgraciadamente numerosa- de personas que viven en la miseria. El azote de la necesidad es mayor en los niños. Ellos son siempre los grandes perjudicados de la miseria, el hambre y la violencia.

La Iglesia de Brasil lleva años atendiendo a estos niños. Para eso se creó la "Pastoral da criança", que combate la desnutrición de niños de 0 a 6 años y a mujeres embarazadas. En Fortaleza esta pastoral lleva 11 años trabajando con muchos y buenos resultados.

Desde hace algún tiempo,en la Barra do Ceará, quisimos ampliar nuestro horizonte de ayudas y así creamos el proyecto "Crecer con salud", para complementar la alimentación de los menores de edad, ayudarles en todo lo referente a la salud y apoyar el trabajo de la "pastoral da criança".

La estrella del proyecto es sin duda "el sopão": una sopa enriquecida con carne, verduras, arroz, fideos... que más de 100 menores de edad reciben todos los días, a medio día y por la noche. En este trabajo participan miembros del seminario y de la fraternidad secular agustino recoleta, el proyecto lar santa Mónica, el área pastoral, algunos voluntarios y un buen número de donadores.

No necesitamos explicar mucho más porque las imágenes hablan por sí solas. Espero que disfrutéis con ellas tanto como nosotros disfrutamos viendoles comer a ellos.



domingo, 16 de noviembre de 2008

Geralda, mujer fuerte y madre luchadora

Geralda tiene ahora 42 años. Su historia es muy parecida a la centenares de mujeres de este barrio de la Barra de Ceará, que como ella emplean su vida y sus energías en sacar adelante a sus hijos.
(En la foto a izquierda: Geralda, Pepita -de Getafe-, Jade, Tiago y Pedro)

A los 20 años quedó embarazada de su primera hija: Jaqueline. Al año siguiente llegó Jorge. Pasaron 14 años hasta que nació la simpática Jade. Un año después llegarón dos gemelos: Pedro y Tiago. Y los últimos en aparecer, otros dos gemelos, Marcos y Mateus. Todos ellos son hijos de padres diferentes. En algunos casos por muerte del padre y en otros –como es muy habitual por aquí- por causa de abandono.
Hace ya 2 años que conocimos a Geralda y que supimos de sus luchas por sobrevivir y sacar adelante a sus hijos. Los dos mayores, dependientes químicos; él traficante y ella prostituta (otro día presentaremos la experiencia de vida de Jaqueline).
La pequeña Jade es una niña muy tranquila y cariñosa… No así los dos gemelos –Pedro y Tiago- que son de los de “agárrate que hay curva”; ¡hiper-mega-activos! Los tres vivían con la madre que a pesar de su pobreza, falta de empleo y recursos, buscaba siempre cómo sacar adelante a sus hijos. Los tres estaban escolarizados y ella procuraba atenderlos en todo momento. También Jorge, el hermano mayor, aterrizaba de vez en cuando por casa. Jaqueline los visitaba de vez en cuando, a penas cuando no estaba hasta las cejas de droga y entonces huía del “motel” para refugiarse con su madre.
En la foto de la derecha: la tía Cicera, Gerala al fondo, los gemelos Marcos y Mateos con algunas niñas de la Casa del Menor "San Miguel Arcángel" (CEU)

Geralda quería salir de la barraca donde vivía por causa de que el hijo le llenaba la casa de maleantes y ella no quería eso para sus hijos pequeños. Así que nos pidió ayuda. Jade, Pedro y Tiago fueron para el centro de acogida “San Miguel Arcángel”, o “Casa del menor”; una institución que –como los agustinos recoletos- también forma parte del Condominio Espiritual Uirapurú (CEU). A pesar de lo duro de la separación en el comienzo, allí encontraron buena alimentación, escuela, salud… Es verdad que faltaba “su mamá”, pero la institución se esfuerza para que el ambiente sea lo más parecido a una familia. Y además la madre puede ir a visitarlos y pasar el día con ellos.
En el tiempo que Jade, Tiago y Pedro estaban en la Casa del Menor, Geralda quedó embarazada. Nuevamente llegaron gemelos: Marcos y Mateos. Su nuevo compañero era un pescador pobre, ya jubilado y enfermo, que apenas Geralda dio a luz los abandonó a los tres. Peor aún, echó a los tres de casa, porque la casa era de la suegra de él y tuvo que devolver la casa. Geralda y los dos gemelos han ido pasando de barraca en barraca desde entonces, en condiciones “indecentes”. Hemos solicitado una casa social para ella, pero el ayuntamiento solo da formularios de lista de espera. Los vecinos son gente pobrísima igual que ella pero, Gracias a Dios, generosos en lo poco que tienen, y nunca falta un lugar dónde colgar la hamaca para dormir.
(En la foto de la derecha: la tía Cicera, Geralda, con Marcos e Mateus, en la última casa donde los han acogido momentáneamente)
La historia de Geralda no difiere mucho de la de tantas otras mujeres. Siempre confiando en la providencia de Dios, y procurando vivir el día a día y mayores esperanzas. Tal vez en este rincón del mundo en el que vivimos sea la única manera de sobrevivir y no morir de deseperación.¡Que Dios bendiga a las mujeres, madres pobres y sufridas de nuestro Brasil!
(Geralda, feliz con sus dos hijos pequeños, aunque muere de nostalgias de sus otros pequeñines)

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Fortaleza, ciudad de lujo y miseria

Quizá no sea una de las ciudades más famosas de Brasil pero Fortaleza es una de las mayores; hablamos de la 5ª en número de habitantes; 3,3 millones se atendemos toda su área metropolitana.

También llama la atención su extensión: más de 320 km². Capital del estado de Ceará, Fortaleza es un importante centro de servicios, comercio y turismo de todo el nordeste del país.

Cuenta con amplias zonas "de lujo" que hacen las delicias de los turistas, especialmente estadunidenses y europeos, que ven cómo dólar y euro aumenta su valor y poder adquisitivo en una tierra que se rinde al capital extranjero.

Edificios de "primer mundo" jalonan las playas de Iracema, do Futuro... mientras que en las áreas de periferia las favelas se adueñan del paisaje. En cuestión de unos metros la fisonomía de la ciudad cambia radicalmente: el lujo da paso a la miseria, el capitalismo a la subsistencia, el orden a la marginalidad...

El barrio de la Barra do Ceará está situado en el límite de costa de Fortaleza. La diferencia entre las construcciones y el modo de vida de los moradores de este barrio y los del centro y zona turística de la ciudad es notable. La renta per cápita es bajísima; la mayoría de los trabajadores reciben un salario mínimo (415 Reales = 153 Euros). Existe más de un 40% de desempleo, a pesar de ser el barrio con mayor índice de juventud.

Incluso dentro del barrio los contrastes, tan típicos de Brasil, se acentúan; a la zona pobre, que representa la mayor parte del barrio, se contrapone la zona miserable; familias que viven en casa de cartón, plásticos y maderas, y edificadas sobre la arena de las dunas de la playa.

La luz de las casas es "robada" de los postes, el agua brota de "fuentes" improvisadas mediante gomas, la recogida de basuras es imposible... ¡la primera vez que vi una rata en una de las barracas pensé que era el gato! La época de lluvias derrumba buena parte de las casas o las hace inhabitables por causa de la humedad,…

Infecciones provocadas por micosis de animales, piojos de la arena que devoran la carne de pies y manos, costras en cabeza y orejas, asmas, alergias... son ya compañeros de viaje cotidianos en la vida de los chiquillos, que a pesar de todo, juegan, corren, saltan y se divierten por entre suciedad y los montones de materiales reciclados que recogen para vender.

Hoy solamente deseo mostraros una panorámica de las construcciones y de las casas. En próximos comentarios del blog podremos presentar algunas de las muchas problemáticas existentes.

viernes, 7 de noviembre de 2008

Llegó la hora de los peques

¡Ya iba siendo hora de que los peques
también tuviéramos un día de diversión!

El reencuentro con los más pequeños fue muy gratificante. La tía Cícera tenía ya todo organizado. Hacía meses que los pequeños del grupo – de 4 a 12 años– reclamaban “su derecho” a una mañana de diversión en el seminario.


Todos estos niños provienen de familias con escasos recursos económicos. En muchos de los casos son niños criados por los abuelos, o por vecinas, o madrinas… algunos de estos niños tienen grandes carencias afectivas y muchos están mal alimentados.


Llegaron como una avalancha al seminario. Los seminaristas Jones y Tiago los trajeron en la furgoneta. ¡Unos 30 niños en una furgoneta de 9 plazas! También venían con ellos “las chicas del violín”: algunas de las chicas de 15 años que aprenden violín y estudian música con Alberto. Ellas cuidaron de que los “peques” estuvieran en orden y no hubiera “malos rollos”.

Jugaron al fútbol, a hacer comiditas y a muñecas… algunas de las niñas estrenaban las ropas que trajimos de España. ¡Qué ilusionadas estaban! A media mañana el almuerzo. La tía Cícera preparó en un periquete unos perritos calientes de chuparse los dedos. Retomadas las fuerzas con el tentempié siguió el juego hasta que el sol comenzó a caer a plomo y el agua fresca de las botellas no era suficiente para calmar la sed.

Llegó entonces una de las partes que más les gusta a los peques: la manguera. Y es que a falta de piscina buena es una manguera, aunque el agua saliera tan caliente. Nadie se bañó… en realidad, se bañaron unos a otros…

La furgoneta salía por la puerta del seminario cargada de chiquillos de vuelta a sus casas… felices porque alguien los había tenido en cuenta… habían sido protagonistas. El seminario está a 1 km de sus casas, pero para muchos esta ha sido la excursión de su vida. El lugar es agradable, limpio, seguro... y sobre todo son amados incondicionalmente... muchas de las cosas de las que no disfruta en sus ambientes.