miércoles, 8 de agosto de 2012

VOLUNTARIOS ARNEDANOS EN FORTALEZA - 3º


Parece que fue ayer cuando llegamos y ha pasado ya una semana… el tiempo aquí va súper deprisa… y lo mejor es que no tenemos tiempo para aburrirnos.

El viernes por la mañana estuvimos con la niñas en la Asociación Intervalo, una de las instituciones que componen el CEU, que forma a los niños y jóvenes a través de actividades lúdicas y circenses. Allí vimos un pequeño museo y después estuvimos pintando y jugando. ¡Pero, Dios mío con qué poquito se conforman!: subidas a unas cuerdas para balancearse, gritando para que las ayudáramos a subirse porque con su estatura no llegaban, o en una hamaca con la tía Marisol aplastándola y riendo a carcajada limpia… qué alegría escuchar esas risas… pero si es que las miras y son tan niñas…
Y por la tarde, después de venir del colegio, se pasaron todo el tiempo cantando las canciones en español que les hemos enseñado. 
También hubo sesión de cine… ¡qué gozada! El Frei monta el cine en casa, con un proyector y la pared por pantalla. Todas se colocan debajo, pero lo más cerca posible para ver la peli… y con un montón de palomitas que nos habían hecho las madres sociales y que las niñas no paraban de comer. Es  super enternecedor ver que todas quieren ponerse con nosotras, sentarse en nuestras rodillas… en realidad las que tenemos el  privilegio de disfrutar de ellas somos nosotras. Al final muchas se quedaron dormidas y cuando acabó la peli  casi no había manera de llevarlas a la cama.

El sábado fue también un gran día. Una vez al mes las niñas van al seminario San Agustín para disfrutar de un día de diversión en la piscina. ¡cómo la disfrutan!... en cuanto llegan se empiezan a tirar… y la mayoría casi no sabe nadar pero es tan grande la ilusión que el miedo desaparec. Eso sí, continuamente llamándote para que las lleves por la piscina. Parecíamos un árbol de navidad porque mínimo se te suben tres, una de cada brazo y otra en la espalda. Cada día más me doy cuenta de lo poco que necesitamos para ser felices. Fue un día fantástico; acabamos “muertas” y sin embargo a ellas parece que por detrás les estaban recargando las pilas porque no paraban de jugar en la piscina.
El día fue también muy entrañable porque tuvimos la suerte de despedir a Fray Santiago que se marchaba a su nuevo destino –Manaos- después de pasar seis años en Fortaleza. Es increíble que en las palabras de despedida él estuviera con una sonrisa de oreja a oreja y aceptando decisión con la máxima obediencia. Cuánto nos costaría a nosotros dejar todo: casa, amigos, trabajo… para empezar en un lugar que no conoces de nada. Y él, feliz.
Y ayer domingo fue un día muy especial. Ya desde por la mañana, al igual que el sábado, se nota la diferencia: primero en la hora de levantarnos y después lo bonitas que se ponen para ir a la Misa. Desde el mejor vestido -”heredado claro”- hasta peinarse y repeinarse con un montón de horquillas y gomas. Pero lo mejor es cómo disfrutan de ello. Me las llevaría a todas a Arnedo para aprender de su espontaneidad: como piden espontáneamente lo que sale de su corazón sin ninguna vergüenza y cantan con esos ritmos y gestos. El frei casi las tiene que cortar porque si no llegaría la comida y todavía seguiríamos allí.
Al regresar, en la comida muchas estaban un poco nerviosas, la tarde iba ser muy emotiva pues era el día de las visitas de las familias y ahí se sobrecoge el alma cuando llega la hora y ves que no llegan. De las 21 niñas solo aparecieron seis familias y de algunas de ellas mejor no hablar…….
Igual que a ellas, también a nosotras se nos nublaron los ojos… Ahora me doy cuenta de lo importante que es un abrazo y cuánto puede curar, y ese es el remedio que más nos están enseñando.
Continuará...

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